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San Antonio de Palmito - Sucre

Diana Isabel Ciprián

Tejeduría

Tejeduría en caña flecha, proveniente de los indígenas Zenú, elaborada por artesanos del taller Arte Zenú. A través de esta técnica se tejen sombreros vueltiaos, bolsos, anillos y pulseras

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Descripción

Tejeduría en caña flecha, proveniente de los indígenas Zenú, elaborada por artesanos del taller Arte Zenú. A través de esta técnica se tejen  sombreros vueltiaos, bolsos, anillos y pulseras.

Diana Ciprian es una maestra artesana del cabildo menor de San Antonio del Palmito, en el departamento de Sucre; que a su vez pertenece al resguardo indígena de San Andrés de Sotavento, ubicado en el departamento de Córdoba. Su misión ha sido perpetuar el tejido de la fibra de palma de caña flecha y mejorar la técnica, que todavía hoy vincula a todos los miembros de la familia y que representa una fuente de ingresos importante. 

Nació en la comunidad del Martillo hace más de cuarenta años, pero desde los 19, cuando se comprometió, vive en el corregimiento del Algodoncillo, de la etnia Zenú. Sus ancestros hablaban guajiba o guamacó; pero su generación, sólo español. 

Aunque a su comunidad la identifican los rituales alrededor de la muerte y las cosechas, las tradiciones que ella tiene presentes están más relacionadas con usar guayucos, vestimenta de algodón blanco finamente adornada; la medicina ancestral y el tejido en caña flecha, que marca su vida. Su padre se dedicaba a la agricultura y, a la vez, tejía a mano el sombrero vueltiao, declarado Símbolo Cultural de la Nación por el Congreso en 2004. Así que de una palma, que crece en zonas húmedas y pantanosas, surgió este oficio que se hacía cantando y ahora escuchando radio. 

Ella no recuerda haber jugado con muñecas. Se ve tejiendo desde que tenía siete años, luego del café a las cinco de la mañana y del desayuno que podía ser pescado, cangrejo y babilla ahumados con tomates, ají dulce, berenjena y  habichuela, o su plato favorito, la pava de ají sancochada con cebolla, tomate y ajo. Luego la esperaba la palma fresca y lista para trenzar en la Casa Grande. A veces, después de las 8 p.m., ella y la comunidad seguían tejiendo, ayudándose con lámparas para ver en la oscuridad. Este trabajo minucioso se ha mantenido por más de 300 años.

El caimán representa el territorio Zenú, pero no es el único animal con significado en la zona, Diana desde siempre ha conocido que esos símbolos son los que se evidencian en el tejido. Por eso, su grupo artesanal Arte Zenú, legalizado desde 2017, que involucra a 34 mujeres y 4 hombres, decidió continuar con la siembra, el procesamiento, el tinturado y el trenzado de la palma de caña flecha, que se corta cada 15 días y que se demora dos años en crecer. 

Diana sabe que está lista cuando sale flor, luego hace el cepillado, sigue con el ripiado: una técnica para trenzar y crear lo que denominan ‘pintas’, que tienen forma de animales y narran su cotidianeidad. Al principio la fibra no se pintaba, pero ahora se tintura con la hoja de mango para el gris, la bija y el barro para el negro y la  cúrcuma para el amarillo.  

De este proceso salen los sombreros con varios tipos de tejidos, el más popular es el ‘Quinceano’, con 15 pares de tiritas; le sigue el 19, con fibras más finas, y está el 21, todavía más fino. También el 23 o el 27, trabajos que pueden tomar un mes en su elaboración. 
Ahora Diana no solo produce sombreros, también sandalias, individuales y tapetes. Con el tiempo y la capacitación de Artesanías de Colombia ha mejorado la técnica al punto que ya no se notan los empates. Mejorar y enseñar hacen parte de sus compromisos con la caña flecha y, sobre todo, con sus ancestros.

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