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San Agustín - Huila

Rosario Becerra Rengifo

Tejeduría

Tejeduría en fibra de plátano elaborada por el Taller Fibra de Plátano de San Agustín. A partir de esta técnica, tejen caminos y centros de mesa, individuales, posavasos y mochilas

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Descripción

Tejeduría en fibra de plátano elaborada por el Taller Fibra de Plátano de San Agustín. A partir de esta técnica, tejen caminos y centros de mesa, individuales, posavasos y mochilas. 

Las ganas de innovar y de presentar un producto diferente, motivaron a Clelia Rengifo a trabajar con la fibra de plátano. Una mañana de 1983 apareció en su casa con la fibra. Sus cinco hijas, que habían aprendido a tejer desde los cuatro años con el fique, no creyeron que con el plátano tuvieran una fibra natural lo suficientemente poderosa para desarrollar el oficio de otra manera.

Pero Clelia estaba convencida de que si la fibra se dejaba secar e hilar podría usarla para tejer diferentes productos. Ese año se realizó una feria campesina en San Agustín, Huila, a la que Clelia se presentó con un bolso hecho con fibra de plátano. El producto gustó tanto que empezó a recibir invitaciones para asistir a ferias y a eventos organizados por la corporación de turismo del departamento. 

El paso siguiente fue enseñarles a sus hijas a trabajar la fibra, la cual es más delicada que el fique. Rosario Becerra, una de las hijas de Clelia, cuenta que en parcelas vecinas y en la pequeña huerta que tienen en su casa consiguen el tallo del plátano.

De ahí sacan con una cuchilla de madera la fibra, la lavan, la secan y luego la peinan con las manos para poderla manipular en el telar. Algunas se pintan con fibras vegetales como el nogal, el chilco, el achiote y la mora. Con la fibra del plátano hacen tapetes, sombreros, individuales, mochilas, bolsos, morrales, cojines y centros de mesa con llamativos diseños geométricos, pero a lo que le dedican más tiempo es a las telas. 

Para ampliar el negocio, hace unos años empezaron a vender telas con diferentes medidas a empresas de Cali y Bogotá que las utilizan para fabricar bolsos, cojines y billeteras. Al mes hacen seis telas, ya que para tener lista una deben tejer entre cuatro y cinco días seguidos. 

Aunque han seguido trabajando con el fique, lo que más les interesa es afianzar el conocimiento del uso de la fibra del plátano en la artesanía. Hoy, con más de cuarenta años, Rosario asegura que está dispuesta a seguir enseñándole el oficio a quien se lo pida. Lo ha hecho con varias artesanas de San Agustín como una manera de preservar el importante legado de su madre.

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