Las más colombianas

Te compartimos una reseña sobre cinco artesanías colombianas que, sin importar dónde estemos, ¡lucirlas simplemente nos llena de orgullo!

Sin duda, tanto dentro de nuestro territorio como fuera de él, nos reconocemos entre compatriotas y entre quienes amamos este país, por llevar con orgullo, una de las artesanías colombianas que nos identifican. Varias de ellas, tienen Denominación de Origen, una herramienta de carácter legal para proteger e identificar productos elaborados en un lugar específico.

De hecho, Colombia tiene el mayor número de Denominaciones de Origen en el sector artesanal latinoamericano, seguido de México y de Perú. En nuestro caso, son 12 artesanías colombianas con este reconocimiento: Tejeduría Wayúu, Tejeduría San Jacinto, Tejeduría Zenú, Cerámica del Carmen de Viboral, Cestería en Rollo Guacamayas, Cerámica Artesanal de Ráquira, Sombrero Aguadeño, Sombrero de Suaza, Sombrero de Sandoná, Mopa-Mopa Barniz de Pasto, Chiva de Pitalito y la Chamba del Tolima.

¡Hoy, queremos mostrarte seis de esas artesanías más colombianas! vamos a verlas.

Mochila Wayúu

La tradicional tejeduría de la etnia Wayúu, cobija no solo a las mochilas sino a todas las artesanías elaboradas allí. De acuerdo con su tradición oral, fue la araña Wale’kerü quien les enseñó el arte del tejido: 

“El amanecer de La Guajira despuntaba con las fajas y chinchorros que Wale’kerü ya había tejido. Los Wayúu le preguntaron cómo los había hecho y entonces, ella les contó. 

A la primera persona a quien enseñó, fue a una mujer…y al pueblo le dijo: “les enseño a tejer si a cambio, ustedes me dan un burro o una cabra”. Entonces los Wayúu le dieron sus prendas y collares”. 

Sombrero Vueltiao

El sombrero vueltiao es una de las artesanías colombianas más populares. Desde “Kid Pambelé” hasta “Gabo” lo han lucido con orgullo. Este sombrero, declarado Patrimonio Cultural de Colombia, refleja la tradición de la tejeduría en caña flecha de la etnia Zenú. 

La técnica tde tejeduría Zenú tiene más de mil años y en particular, este tipo de sombrero fue diseñado hace más de doscientos años, en sus inicios los artesanos lo elaboraban solo de color blanco, por por no conocer el proceso de tinturado. 

Cuentan las anécdotas, que en el pasado, si una indígena Zeú le daba un sombrero a un hombre, éste quedaba “marcado” y el usarlo, significaba su complacencia con ella. Y en el caso de que a él, le atrajera otra mujer, no podía permitir que esa otra tocara el sombrero, pues era un irrespeto contra la novia.

Sombrero Aguadeño

La producción artesanal del municipio de Aguadas, en el departamento de Caldas se basa en la paja de iraca, materia prima con la que se elabora una de las artesanías colombianas más representativas: el Sombrero Aguadeño, que ha sido usado siempre tanto por los campesinos como por la población urbana.

Los sombreros se realizan con tres pajas y su elaboración lleva un proceso de elaboración básico. No existen medidas estándar para el sombrero, pueden ser de 2, 3, 4 y 5 dedos de ancho. Su cuerpo es blanco y en su base, suele llevar una cinta negra. 

El color se lo da la palma de iraca, pero se cree que el “humor” de las personas afecta el color de la paja, quienes concentran calor en sus manos al tejer, blanquean la paja: mientras que quienes concentran frío, la oscurecen.

Cerámica de La Chamba

En la feria Expoartesanías, el 12 de diciembre de 2019, la tradicional “Cerámica Negra de La Chamba” y Chipuelo en el departamento del Tolima, obtuvieron la décimo segunda Denominación de Origen artesanal de Colombia.

También llamada “Cerámica Negra del Tolima”, estas artesanías colombianas son elaboradas en su gran mayoría por mujeres, quienes, aplicando la técnica del modelado y toda su creatividad, toman una parte de barro y comienzan a darle forma hasta crear hermosas piezas de color negro. 

El barro empleado es conseguido previamente por los hombres de la región, quienes son los encargados de prepararlo. Los productos de cerámica negra fueron creados con el propósito de transportar alimentos y bebidas. Esta cerámica es creada con el alma, la vida y el corazón de cada artesano que con esta actividad, mantiene viva toda una radición y cultura.

Cestería de Guacamayas

Guacamayas es el nombre de un municipio ubicado al norte de Boyacá, reconocido por el trabajo del “tejido de cestería en rollo o en espiral” que también tiene Denominación de Origen y que, al que los talentosos artesanos de este territorio se dedican para crear piezas artesanales llenas de tradición y color.

Históricamente, los indígenas Laches fueron los primeros pobladores de Guacamayas, y fueron ellos, quienes comenzaron con una tradición artesanal que se ha transmitido de generación en generación, para permanecer en la historia tanto del municipio como del país entero.  

Son las mujeres (madres o abuelas) en su mayoría, quienes aparte de liderar la producción de artesanías en la familia, se dedican a tejer y a comercializar localmente los productos que realizan. Los niños contribuyen con parte del trabajo de cada producto y los hombres en algunas ocasiones tejen, arreglan las materias primas y colaboran con la comercialización. Sin embargo, cabe anotar que en la actualidad, hay talleres en Guacamayas liderados por hombres.

“La tierra de la hamaca grande”

Hamaca de San Jacinto

Se dice que de San Jacinto “han salido muchos gaiteros” que, acompañados de tambores y maracas, en las noches tocan sus gaitas alrededor del fuego. Pero también, es la “tierra de la hamaca grande” gracias a sus antepasados Zenú, famosos por la producción textil que dormían en hamacas.

San Jacinto tiene raíces africanas e indígenas del reino Finzenú, uno de los “tres reinos precolombinos del pueblo Zenú”, que destacaba entre otras cosas, por su rica y dedicada producción textil, esa que las mujeres han mantenido de generación en generación.

Las artesanas instalan amplios telares verticales en sus casas para tejer las hamacas con hilazas de algodón, que tiñen con tintes vegetales, como dicta la tradición. El color lo fijan con sal y sulfato de hierro y con un encolado de almidón y agua suavizan la tela. En este municipio además de la Denominación de Origen, se celebra que su oficio de  tejeduría en telar vertical en hilaza de algodón, fue declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de San Jacinto.

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